Darky escribe...

Año 1917, toda Letonia invadida por la guerra, la gente intenta escapar con vida, pero la mayoría no lo consigue…

Me llamo William Scher, y soy una de las pocas personas que logró escapar con vida pero… ¿a qué precio?

Dejar a mi familia atrás viendo como otros la matan…
Ver como tu pueblo está sufriendo y poco a poco ya no queda nada de él.
Tener que aguantar como todo se desvanece y te quedas solo…

El dolor, la rabia, sentir que estoy muerto y al mismo tiempo vivo, ¿daré las gracias por esta segunda oportunidad, o intentaré suicidarme?

La primera opción sería contradecir mis principios, la segunda una tontería y, difícil, aunque no imposible.

Tras estos años de sufrimiento, la guerra ha terminado, yo poseo la vida eterna, pero no tengo dinero.

Tengo que decir que sospechaba la existencia de los vampiros, aunque nunca consideré la opción de transformarme en uno de ellos.

Tendré que plantearme la idea de viajar hacia la el sur, y luego según los acontecimientos puede que me dirija hacia el norte de América.

Creo que en cuanto tenga el dinero suficiente me reuniré en Francia con un viejo amigo, que, según me he informado, también ha sufrido esta extraña transformación.

A pasado mucho tiempo…pero aún no he conseguido asimilarlo. Ser un vampiro es más difícil de lo que un simple humano puede llegar a imaginar.

La luz del sol no me quema, y aún no se la razón. Y no toda la sangre me atrae, solo bebería cero negativo, creo que es por la poca que hay.

Aún recuerdo mi primera víctima.
Una pequeña niña que se encontraba en medio de todo aquel despliegue de armas.
Recuerdo que llevaba puesto un vestido blanco, que resaltaba aquellos bellos rizos negros.

Algo en mi me impulsó a hacerlo.
Sin pensarlo dos veces me lancé sobre la pobre niña, y le clavé mis colmillos en su pequeño y delicado cuello.

Cada vez que pienso en su cuerpo tembloroso, en su asustada cara y en su tierna mirada, me da gana de clavarme una estaca en lo más profundo de mi corazón. Y sufrir, sufrir como debió sufrir ella.

Lo tengo siempre presente. ‘’He matado a una vida corta e inocente’’.
Aunque no era yo en esos momentos, fue mi sed quién la devoró. Pero aún me siento culpable…

-Buenos días señor Scher, ¿a dónde desea que le lleve?
-A casa del Tom, por favor.

La gran limusina negra, brillante y sin un solo rasguño salía de la gran mansión. La mansión era considerablemente grande, de piedra y con un enorme jardín.
El señor Scher tenía bastante dinero después de estar barios años trabajando con Tom Lacorde, y ahora, son los dueños en común de un gran periódico en Londres.

Tom Lacorde también vivía en una especie de mansión de diseño rústico, como las de antes, pero a diferencia del señor Scher, el vivía con su hermana Michelle.
Ella era una mujer de gran belleza, alta, rubia, de ojos verdes… y con una gran inteligencia. En cambio su hermano tenía el pelo más bien negro, pero también tenía los ojos verdes y una gran inteligencia.

Ambos eran atractivos y jóvenes, pero yo me sentía atraída más bien por William.

-¡Muévete Violet!, se nos está amontonando el trabajo.
-Sí Reichel, lo siento.
-No deberías mirar de esa manera al señor Scher, un día de estos se entera.
-Soy incapaz de evitarlo, tú ya sabes lo que siento por él Reich.
-Bueno, de todas maneras deberías intentar no mirarlo así.

Nos dirigimos hacia la lavandería, situada en el bajo de la gran mansión. Allí Alicia y yo empezamos a doblar ropa.

Pasados unos minutos, bajó Wind con el correo.

-Violet, ha llegado una invitación para ti.
-¿Para mí? ¿Estás seguro?
-Sí, aquí pone claramente Violet Stamm.

Me dio la invitación y la abrí lentamente, para causar un poco de tensión y la leí en voz alta.

-El Sr. Harper tiene el placer de invitar a la Srta.Violet Stamm a la fiesta de máscaras que se celebrará el próximo 23 de diciembre en el club ‘’Eclipse’’.
La fiesta comenzará a las 23:00 y todos los invitados deberán asistir con una máscara.

Atentamente.
Harper

-¡Qué suerte!, ya me gustaría a mí que me invitaran. ¿Pone ahí algo de llevar acompañante?
-No, pero es igual, no pienso ir - musité.
-¿Cómo que no piensas ir?, esas fiestas siempre están muy bien, y además, te mereces un descanso.
-Bueno Reich, tal vez tengas razón y si deba ir.
Al final Wind, se decidió a hablar.
-Es cierto Violet, deberías ir. No todos los días te invitan a una de esas fiestas.
-De acuerdo. Iré.
-Necesitarás un vestido, ¿Qué tal si te acompaño al centro?
-Gracias Reich, entonces iremos esta tarde si no te importa.
-¡Claro!

La mañana me pasó volando.
Reich y yo terminamos de limpiar y cogimos un taxi para llegar al centro.
Cuando llegamos, aquello estaba atestado de gente, aunque eso no nos impidió nuestra misión de encontrar un vestido.

-Mira Violet, este es perfecto.

Era un vestido de seda, de un color crema que llegaba hasta las rodillas.
Me lo puse, y me sorprendí al ver que me quedaba muy bien.

-Te queda como un guante.
-¿Tú crees? – me hice un poco la tonta.
-¡Sí!, vas a estar preciosa.

Al día siguiente, pedí permiso a William para que me dejara ir a la fiesta esta noche.

-Señor Scher…
-¿Sí?
-Quería pedirle permiso para ir a una fiesta de máscaras a la que me han invitado.
-¿Te han invitado a la fiesta de máscaras de Harper?
-Sí…
-¡Qué casualidad!
-¿Casualidad?
-Sí, a mí también me han invitado, si quieres puedes venir con migo, Violet.
-Claro, si a usted no le importa…
-Violet, ¿cuántas veces te tengo qué decir que no me trates de usted? Llámame simplemente Will.
-Vale…Will.
-Entonces, tómate la tarde libre para prepararte.
-Muchísimas gracias, señor… digo Will.

Will echó una gran carcajada.

-Entonces, estate lista para las diez y media ¿vale?
-Vale.

Corrí a mi habitación para prepararme.
Me duché, y luego me peine y me vestí.
Cuando bajé las escaleras, me sorprendió ver que Will ya estaba allí esperándome con cara de asombro.

-Vaya… ¡Estás preciosa Violet!
-Gracias Will.

Llevaba el pelo suelto con tirabuzones y el flequillo liso hacia los lados. Es color caoba, y mis ojos azules resaltaban tras el ligero maquillaje en tonos claros y la máscara que ocultaba la menor parte de mi cara.

Will me llevó hasta la gran limusina negra y todo caballeroso e abrió la puerta.

Cuando entramos en el club, me quedé deslumbrada. Aquello estaba lleno de vampiros. Ahora todo el mundo sabía de su existencia, y era fácil reconocerlos, piel pálida, ágiles, ojos dorados y de una belleza extrema. Tom Lacorde y su hermana Michelle también eran vampiros.

No bebían sangre humana, ahora les daban una vacuna que hacía que no necesitaran beber. Los humanos ya no teníamos ninguna razón por la que temerles, aunque aún quedaban vampiros que se habían negado a llevar la vacuna y vivían apartados.

-¿Quieres bailar con migo Violet?
-Por supuesto.

No creía que estuviese bailando con Will, me había pillado por sorpresa mientras admiraba la hermosura del local. Mi voz había sonado un tanto estúpida, aunque él no pareció darle importancia.

Will bailaba verdaderamente bien, en cambio yo parecía un pato mareado a su lado.

Se acercó un poco más a mí, y me quedé perpleja con su hermoso rostro. Era lo más parecido a un príncipe azul de un cuento de hadas.
Su pelo corto y negro daba vida a sus intensos ojos dorados. Sus fracciones eran perfectas, y el traje negro resaltaba mucho su piel pálida. Me quede atontada mirándole y empecé a recordar lo que Reich me dijo que le había contado su madre.

Me dijo que antes, Will tenía el pelo largo y un poco rizo. Lo llevaba siempre en una coleta y no era tan negro como lo es actualmente. También me dijo que había estudiado arte, por eso su mansión estaba llena de cuadros.

Will se acercó aún más a mí.
Fue entonces cuando empecé a hiperventilar.
Sus labios se acercaron a los míos y entonces me dijo al oído:

-Será mejor que salgas a fuera a tomar el aire, pareces mareada y no me extraña. Aquí dentro hace mucho calor, ¿quieres qué te acompañe?
-No, no es necesario Will de verdad.
-¿Estás segura de que no quieres que te acompañe?
-Totalmente segura.
-Está bien, te esperaré junto a la barra.

Salí a fuera con el corazón casi saliéndose de mi pecho.
Por un momento creí que Will me besaría, que estúpida.
Decidí alejarme un poco del club, aún estando fuera hacía mucho calor porque estaba lleno de gente.
Después de apartarme de la multitud, sentí como la presencia de alguien detrás de mí.
Me bloqueé.
Y fue entonces cuando algo me agarro del cuello y me impidió gritar.
Me llevó hasta un callejón y allí se dejo ver.
Era un vampiro que me miraba con cara sedienta y fue entonces cuando empecé a temer por mi vida y a rezar por que Will apareciera…

-¿Qué se supone que haces, Markus?
-¿Yo? Nada Will.
-Suéltala
-Tranquilo Will, no le voy a hacer nada a tú chica, solo quería hablar con ella.
-Vale, pero date prisa. Yo también necesito hablar con ella.

Will desapareció y el otro vampiro, Markus, me dio la vuelta para que pudiese verlo.

-Bueno preciosa, ¿sabes quién soy?
-N… no – tartamudee.
-Pues yo soy Markus, un amigo de Will. Soy el hijo de Harper, el vampiro que organizó esta fiesta. Yo mismo me encargué de que te invitase.

Fui incapaz de articular una sola palabra.

-No temas, no tengo intención de hacerte daño. Solo quería hablar contigo.
-Pues ya has hablado…
-Jajaja. Solo acabo de empezar. En realidad, quería pedirte una cosa. Acompáñame a dentro, por favor.

No dejaba de ser un vampiro, y me quedaba atónita cada vez que estaba tan cerca de uno. Y si Will había dejado que hablase conmigo, no debería ser malo.

Entramos dentro y allí estaba Will, esperándome. Cambió una cara de disgusto por una amplia sonrisa en cuanto me vio.

-Que rápido has sido Markus, pensé que ibas a tardar más tiempo.
-Lo cierto es que aún no hemos terminado.

Markus se dirigió a mí con una sonrisa pícara.

-¿Me concedes este baile, señorita?

Antes de contestar mire a Will que parecía un poco irritado, pero en cuanto se enteró de que lo estaba mirando torció un poco la cabeza con gesto burlón.

-Claro – contesté

Empezamos a movernos al ritmo de la música, y el comenzó a tararear la canción, lo que me hizo reír.

-¿Así que trabajas para William?
-Sí.
-¿Y te trata bien?
-Nos trata bien a todos. En vez de empleados parecemos su familia.
-¿Te ha hablado alguna vez de mí?
-No, nunca habla de vampiros.

CONTINUCIÓN del Capítulo 3 - El extraño vampiro

-Pues yo creo que debería hacerlo. Es un tema muy interesante.
-Sí, supongo.

Hablar con Markus era bastante incómodo. Solo hacía preguntas típicas sobre mi vida.

-¿Y qué hace una mujer tan hermosa trabajando para un tipo como Will?
-No creo que pueda aspirar a más en la vida. Además, nos paga muy bien, y en su casa se vive genial.
-¿Jamás pensaste en estudiar una carrera?
-Mi familia no tenía tanto dinero como para que yo pudiese permitirme el lujo de entrar en una universidad. La verdad, me hubiera gustado mucho ir a una.
-Seguro que si se lo pides a Will te da el dinero para estudiar.
-No lo dudo, pero no quiero aprovecharme de él.
-Bueno, creo que Will ya está impaciente de más. Te iré a visitar un día de estos, y… no sé… me cuentas tu vida, ¿eh?
-De acuerdo.

Por fin, ya me dejaba tranquila el preguntón. Era capaz de dejar que me hiciese una visita semanal simplemente para incordiar con tal de poder estar a solas con Will, aunque solo fuese por esta noche.

-Aquí la tienes Will, sana y salva. ¿E hecho un buen trabajo, no?
-Sí, sí. Pero ahora déjala respirar tranquila. Yo también quiero disfrutar de su compañía.

El vampiro se alejó luego de hacerme una reverencia acompañada de un ‘’madeimoselle’’ que me hizo reír, al igual que Will.

-Perdónalo. El pobre debió de caerse cuando era pequeño.
-Pobrecito…
-Dime, ¿te ha molestado mucho?
-No, no. Es solo que me siento incómoda a su lado. Es extraño.
-¿También te sientes incómoda a mi lado?
-Si así fuese, no vendría a esta fiesta, ¿no crees?
-Claro. Pondrías cualquier excusa con tal de no acompañar a este solitario vampiro.
-As dado en el clavo William, excepto en lo de solitario. Yo usaría el término atractivo.

Madre mía, ¿de verdad yo había dicho esto? Tengo que aprender a controlar mis emociones. ¡Menuda estupidez! Después de esto Will no me dirigirá la palabra jamás.

-¿Atractivo? Esa sí que es buena.
-¿No estás enfadado?
-¿Enfadado por qué? Vamos Violet, no soy un ogro por mucho que me parezca a uno. Sé que no paso mucho tiempo con mis empleados, pero a ti te he cogido bastante cariño. ¿Qué te parece si mañana te tomas el día libre para quedar con este atractivo vampiro?
-Te gustó lo de atractivo vampiro, ¿eh?
-¡Claro!, pero dime, ¿eso es un sí?
-Dime, ¿Qué es si no?

-¡Violet!, ¿sabes lo que puede significar esto?

No debí contarle nada a Reich. Que fuese mi mejor amiga desde que tengo memoria no quiere decir que le tenga que contar todo acerca de mi vida, y menos si estamos hablando de mi vida privada. Además, se pone pesadísima con cosas acerca de chicos, y más si hablamos del hombre que me gusta. ¿Acaso alguna vez ella me ha contado algo de sus amores? Ah, vale, sí.
Recuerdo que cuando estábamos en el instituto no hacía más que hablarme de lo mucho que le gustaba Paul, el guapo y seductor Paul. Era un total incordio.
Aún recuerdo lo pesado que se ponía para que le dijese cosas sobre Reichel. Sus flores favoritas, la clase de hombre que era su tipo, el mejor regalo que le podía hacer, el mejor piropo que él podría decirle…
Y esto sin contar con cómo se puso mi querida amiga al día siguiente del baile de primavera. Resulta que Paul la besó, y estuvo repitiéndomelo durante un mes entero.
Bueno, esto es sin mencionar a los otros…
Michael, John, Antonio… y sus muchos novios de la adolescencia.

-Tendría que ser yo la que estuviese ahora mismo ahí sentada escuchándote a ti hablar de un chico, ¿no crees?
-Tal vez. Pero en esta ocasión hablamos de tu chico. Debo prepararte para esta tarde.
-¿Mi chico? ¿Prepararme?
-¿No me acabas de decir qué habéis quedado esta tarde?
-Sí, pero creo que estoy lo suficientemente capacitada como para arreglarme yo solita.
-¡Vamos Violet! Déjame que yo elija la ropa y el peinado. Sólo por esta vez…
-¿Y prometes no volver a mencionar a Paul nunca jamás?
-¿Paul? Prometido.